La Fábrica

Una excepción a las colonias industriales de la época

La antigua fábrica textil ocupaba casi 6 Ha. de superficie en lo que hoy es el Recinto Industrial de la Colonia Güell, el cual está delimitado, como entonces, por un muro perimetral.

La fábrica comenzó a construirse en 1890. Un año después estaba acabado el primer edificio y se puso en funcionamiento la máquina de vapor de la hiladura. En los años siguientes se fueron acabando de construir los otros edificios destinados a los tintes, secaderos, telares, etc. que completaban el proceso de transformación del algodón en panas, terciopelo y velludillo.

La fábrica de la Colonia Güell fue una excepción en las colonias industriales de la época, ya que éstas utilizaban la energía hidráulica de los ríos en cuya ribera se habían implantado. En la Colonia Güell se utilizó desde un principio la máquina de vapor abastecida con carbón como fuente de energía.

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El diseño de la fábrica

El diseño de la fábrica se atribuye a Ferran Alsina, técnico textil y inventor, que se asoció con Eusebi Güell en la antigua fábrica del Vapor Vell de Sants -actualmente Barcelona- donde ya aportó sus innovaciones y sus conocimientos técnicos y de organización de las fábricas inglesas. El traslado de la fábrica a la Colònia Güell vino motivado por la necesidad de ampliar la fábrica de Sants y de encontrar la paz social que garantizara la continuidad del negocio, ya que el propio Ferran Alsina sobrevivió a un atentado en el marco de una huelga de los obreros del Vapor Vell de Sants.

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Los edificios

De los edificios de la fábrica destacan por sus características arquitectónicas o constructivas: el de la hiladura, los secaderos, la chimenea, y el depósito de agua. La obra vista de ladrillo es el común denominador de las naves construidas en la primera época. En el interior los espacios eran amplios. Para evitar los muros interiores los techos se sostenían en columnas de hierro colado que soportaban una serie de jácenas.

El edificio de la hiladura se corresponde con el modelo inglés de fábrica de pisos conocido como manchesteriano. Cada piso abarcaba un proceso de la hiladura, por el cual el algodón se convertía en hilo.

Los edificios de los secaderos presentan un aspecto diferente del resto, ya que los ladrillos están colocados en forma de celosía, dejando pasar el aire pero no la luz directa del sol, con la finalidad de secar los tejidos sin que perdiesen el color.

Del cierre a la rehabilitación

La fábrica cerró en 1973 en el marco de una crisis generalizada del sector textil. En los años siguientes la empresa propietaria fue vendiendo el espacio de la fábrica  en pequeñas porciones que acabaron conformando un complejo entramado de usos e instalaciones, llegando a afectar al patrimonio arquitectónico y a la imagen del conjunto.

Con el cambio de siglo, una empresa dedicada a la rehabilitación de patrimonio industrial inició un proceso de compra de los espacios ocupados por pequeñas empresas. Actualmente los edificios más emblemáticos han sido o están en proceso de ser rehabilitados. El proyecto de rehabilitación de los primeros edificios fue redactado por el arquitecto Oscar Tusquets.

Con la rehabilitación, los viejos edificios están recuperando su imagen de obra vista y de testimonio de una época y de un modelo de industria. Ahora están adaptados para acoger nuevas empresas, mayoritariamente del sector de los servicios.